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Si hacéis running estaréis familiarizados con la fascitis plantar, un problema que provoca dolor en la planta del pie. He aquí lo que lo causa y cómo tratarlo.
Os despertáis por la mañana y os levantáis de la cama. Cuando ponéis los pies en el suelo, parece como si el talón hubiese aterrizado sobre un clavo. El dolor es agudo en la parte interna del talón y alcanza toda la planta del pie. Después de pasear durante unos pocos minutos el dolor remite lentamente, pero a pesar de todo persiste durante todo el día.
Es conocida como la causa más común de dolor en el talón que afecta tanto a los atletas como a las personas que no hacen deporte. Aunque generalmente es un problema al que se enfrentan los corredores, los culturistas y otros atletas también pueden experimentar el problema, especialmente si hacen una gran cantidad de actividad cardiovascular para la salud del corazón y quieren mantener los niveles de grasa corporal bajos.
El problema está causado por un desequilibrio biomecánico que resulta en una tensión a lo largo de la fascia plantar. Algunos de esos desequilibrios biomecánicos incluyen un gastrocnemio/soleo (gemelo) rígido, problemas estructurales del pie (por ejemplo, el pie plano), articulaciones con poca movilidad o músculos débiles que lleguen a la cadena cinética (por ejemplo glúteos maximus/glúteos medios) que indirectamente creen una tensión innecesaria en la fascia plantar. Defectos en el calzado, como viejos o desgastados y ejercicio cardiovascular de alto impacto –como caminar muy rápido (especialmente en bajadas) o correr sin permitir que el cuerpo tengo opción de recuperarse entre sesiones– pueden también contribuir a la fascitis plantar.
En aproximadamente el 90% de los casos la fascitis plantar puede ser tratada con éxito mediante tratamiento conservador.
A pesar de que todos estos tratamientos conservadores son opciones viables, el descanso completo, la aplicación de hielo y el estiramiento durante 7-21 días, a menudo sirven para reducir el dolor. Evitar el cardio de alto impacto y asegurarse de utilizar un calzado que soporte bien el pie son pasos críticos para recuperarse de ese problema. Si el dolor persiste, consultad con un podólogo, un médico, un terapeuta deportivo o incluso con un entrenador atlético diplomado para ayudaros a implementar otras opciones de tratamiento. También podéis optar por cambiar las actividades cardiovasculares durante un tiempo, como la bicicleta o la natación para reducir el impacto de la planta del pie. Intentar de “endurecerlo” con el fin de poder seguir entrenando con la lesión casi nunca es una solución satisfactoria y puede fácilmente empeorar la situación.
Es la causa más común de dolor en el talón. Ocurre cuando el ligamento largo y fibroso de la fascia plantar a lo largo de la planta del pie sufre desgarros, que resultan en dolor e inflamación.
Las quejas comunes incluyen ardor, punzadas o dolor agudo en el talón. Puesto que el ligamento fascial se tensa durante la noche mientras dormís, cuando os despertáis por la mañana y colocáis presión en el ligamento entonces éste se vuelve tirante y el dolor es particularmente agudo. El dolor generalmente remite cuando el tejido se calienta, pero puede regresar después de largos periodos de estar de pie o de actividad física en la que se soporta el peso corporal.
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